Hoy, entre todas las verdades que me enfurecen, fue la respuesta que encontré en una encuesta la que logró que los ojos se me salieran de las órbitas, y empezara a martillar una respuesta el teclado con una ira asesina a flor de piel.
La encuesta preguntaba si era mejor “leer el libro o ver la película”. Lógica y lamentablemente, pensé, va a ganar ver la película. Sin embargo, probablemente, al menos los resultados estarían peleados, cabeza a cabeza. Pero no. Un 81% aproximadamente había votado ver la película, y apenas un mísero y escaso 19%, asomándose tímido y febril, sostenía que era mejor leer.
No termina ahí, no. Lo que hizo saltar los tapones de mi cordura, lo que provocó el cortocircuito y el estallido de chispas, fue la siguiente respuesta de alguna bestia inhumana, un inculto, un inadaptado social: “aa chabonesss...ustedes poor q soon unos tragaass y ademass fuera de ondaa,,”
Lo triste es que el que escribió eso no es un alma solitaria, un asno aislado que defiende lo indefendible; sino uno de los 12,200 que opina lo mismo. Sabía que la estupidez era abundante, pero ¿tanto? Cómo quisiera romperles el cráneo con una patada voladora.

Y así es como malgasto tristemente mi tiempo en algún retrasadito patético. Cuánto siento no poder contenerme a veces.